Transiciones justas y postrabajo o vagancia cuir y porvenir

Texto
Mabel Rodríguez Centeno,
Universidad de Puerto Rico –
Río Piedras

Arte
Bemba PR

Transiciones justas y postrabajo o vagancia cuir y porvenir

Hemos aprendido de la antropología que el objeto fue regalo antes que mercancía.
Anayra Santory (2014)
 

La mejor manera de transicionar es “atreverse a soñar”. — Katsia Ramos (2020)

La productividad es una entelequia. El extractivismo sinigual que generó “el descubrimiento” de América, derivó en Modernidad/Colonialidad de Género, que es capitalismo, heretosexualidad, liberalismo y epistemologías eurocentradas que organizan las opresiones, desigualdades, violencias, borraduras y expolios que caracterizan el sistema social en que vivimos. (Lugones, 2008) ¡Estamos exhaustes! 

Ketsia Ramos está clare al respecto: “este mundo quiere jugar y hacer arte”. Considera que debemos generar espacios para soñar, tenemos que autogestionarnos en clave anarquista y anticapitalista (Ramos, 2020). Y lo más interesante es que estx artivista y editore, lo practica desde su proyecto Editorial Casa Cuna. 

Lo que sabe Casa Cuna es lo que también viven los Comedores Sociales de Puerto Rico y muchos otros proyectos autogestionados, feministas, libres y cuir. Porque se trata en todos los casos de iniciativas que parten de presupuestos distintos y distantes a la mercancía, que se sitúan más bien en la economía del regalo, en esa gestión material de la vida que antepone los vínculos a las ganancias. (Santory, 2014)

Dice Anayra Santory que “Hay […] muchos mundos, no sólo posibles sino actuales, transcurriendo en paralelo al único que se publicita incesantemente”. De hecho, ese único mundo reconocido “pone en peligro todos los mundos por conocer” (Santori, 2014).  Con buenas tácticas de mercadeo cuenta el mundo evidente, ese que narra sus hazañas en clave de progreso (entendido como felicidad por acumulación y proyección) y que organiza las subjetividades tomando lo europeo como centro para la comprensión del mundo. (Quijano, 2014)

A mí, los mundos que me interesan más son los invisibilizados. Aquellos en los que se apuesta por los lazos comunitarios más allá de la razón o el capital. Pero urge procurar justicia en el lado normativo del mundo que habitamos. Ese lugar inteligible necesita optar por la vida en lugar de las ganancias, optar por una vida vivible para todes, incluso para quienes no imaginamos. La transición sólo será justa si, además de postcapitalista y postdesarrollista, es también postheterosexual y postpatriarcal. 

Por consiguiente, la transición justa tiene que ser cuir, anti-racista y totalmente resuelta en contra del productivismo utilitario. El pacto verde sólo será posible si comprendemos los objetos como regalos que nos llevan a establecer y afianzar alianzas, regresando las vivencias a escala comunitaria (Santory, 2014).

Todo esto ya era así y lo teníamos bien sabido en tiempos prepandémicos. No obstante, el Covid-19 evidenció la inutilidad de lo útil aún en los nichos históricos del liberalismo capitalista. En marzo, fuimos testigos de lo inimaginable: el cierre de emergencia de las actividades productivas y las fronteras de Asia, Europa y de buena parte del resto del mundo. De pronto, se reveló una interesante verdad: para vivir no hace falta trabajar, hacen falta los cuidados que prolongan y dan sentido a la vida. 

En esa coyuntura vimos a los gobiernos más influyentes del Occidente actual aprobando medidas para que sus ciudadanes pudieran vivir sin trabajar. Subsidios al desempleo y erogaciones extraordinarias para garantizar la alimentación y el consumo mínimo, fueron la orden del día. España, por ejemplo, aprobó un ingreso mínimo vital para sus ciudadanes más vulnerables (Euronews, 2020).

La sentencia productivista que condiciona el vivir con el trabajo se esfumó ante la necesidad de confinarnos para evadir la enfermedad y la muerte. Del mismo modo, lo público desapareció y se fusionó con lo privado. El adentro y el afuera que delimitaba la heterosexualidad capitalista clásica, también colapsó con el encierro. El espacio de vivienda se reforzó en los cuidados y se desdobló en espacio educativo y laboral asistido por la telerrealidad y el Infoempleo (en los casos en que aplica, y que siempre ubican en el privilegio). 

Sin embargo, ese todes adentro por la pandemia no contrarrestó las prescripciones de género, más bien las exacerbó y todavía las exacerba. Las ciudades vacías e improductivas no acabaron con las masculinidades tóxicas, todo lo contrario, convirtieron la violencia familiar en otra epidemia. El encierro puso de manifiesto las desigualdades de acceso a la vivienda y los más cruentos ángulos de la brecha tecnológica (Caballero y Gago, 2020). 

A estas alturas no hay seña alguna de que la crisis del Covid-19 suponga automáticamente el fin del endeudamiento, de la precarización, de las colonialidades, del racismo, o de las fobias/odios hacia lo distinto. Porque tampoco hay evidencia de que suponga el fin del productivismo capitalista, más bien se proyecta como una oportunidad para darle otra vuelta de tuerca a lo que reconocemos como trabajo, multiplicando el deterioro de la vida que ya supone (Bernardi, 2003, págs. 77-78).

Franco Bernardi explica que el “trabajo cognitivo en la red” desde hace mucho estaba  despojado de negociaciones y beneficios por empleo. (Bernardi, 2003) Pero en el encierro, es peor porque allí conoce nuevas formas de explotación y se despoja de toda conotación prestigiosa. Para nosotras lo peor, porque a un mismo tiempo somos trabajadoras, madres, hermanas, maestras, cuidadoras de crías y adultos mayores. Y para nosotres, sobre todo les más jóvenes, puede implicar el regreso al clóset y a la exposicion a negaciones y violencias familiares del más variado tipo. Todo un infierno.

Pero ese infierno se queda corto cuando pensamos en quienes viven día a día y no pueden darse el lujo del encierro. Esas cuerpas quedan condenadas a una exposición cotidiana que le amenaza la supervivencia. Por un lado, está el nuevo coronavirus y por el otro, el hambre. 

La vida actual carga con todos los problemas anteriores a la pandemia. No estamos en un momento distinto en ese sentido. Si algo aporta esta situación, es sabernos desprovistes de las garantías de cuidads sanitarios y servicios de salud de calidad para todes, reconocernos cada vez más precarizades y explotades y reevaluar lo que verdaderamente es importante para el vivir. Hay que descartar la utilidad capitalista y reencontrarnos en la comunalidad afectiva.

Es el momento para “respirar e imaginar salidas”, como aseveran Luci Caballero y Verónica Gago, para jugar y soñar con una imaginación radical, como afirma Ketsia Ramos. Es momento de que desaparezcan las mercancías y se multipliquen los intercambios en la lógica del regalo y del vínculo. Es hora de generar espacios de libertad creativa, es momento de jugar y cuidar, no de trabajar (Caballero y Gago, 2020; Ramos, 2020).

Para eso, es imprescindible convencernos de hay que descalabrar de una vez y por todas la productividad. Sólo así alcanzaremos horizontes no-extractivistas. Y para ello, hay que reconocer que el trabajo y el empresarismo son tan heterosexuales como capitalistas. De suerte que la abolición de la masculinidad es urgente e insoslayable. Esto supone abandonar los paradigmas de utilidad productiva y el aferramiento a las identidades de género ancladas en el binomio hombre-mujer. Debemos perderle el miedo a gestionarnos materialmente la vida desde otras ideas y abrirle la puerta a la multiplicación identitaria (LGBTTIQPA+) que encuentra en lo queer/cuir el barredor de verdades desde el género. A esa agenda política transfeminista es a lo que le llamo vagancia cuir.

Y aquí, conviene volver recordar lo planteado por Anayra Santory: que “hay muchos mundos, no sólo posibles sino actuales” y de que estamos rodeades de posibilidades cuir, antiracistas, feministas y antiproductivistas. Son muchas las apuestas. Todas pequeñas y opacadas por la realidad inteligible desde la competencia, la ganancia y el éxito. Pero son muchas, son lindas, se autogestionan con convicción, fuerza, entrega y mucha brega. Como no, si están gestionando nuevas maneras de estar en el mundo. 

Gracias a Espicy Nipples, La Sombrilla Cuir, El Hangar, Loverbar, Taller Libertá, Vuelta Abajo Colectivo, Girasoles Creative Studio, Bemba, Editorial Casa Cuna, Editora Educación Emergente, Vaiventura, C.E.P.G, Del Otro Lao, Lxs Realengxs del Slutwalk, Colectiva Feminista en Construcción, Comedores Sociales de Puerto Rico, Siempre Vivas, Mima, Alegría Rampante, Lizbeth Román, Rita Indiana y sus Mandinga Times, Entre Putxs, Polvora Colectiva, Piso Proyecto, Awilda Rodríguez Lora y La Rosario y muchxs más… La transición justa es justamente en esta dirección anticapitalista, antiracista, cuir y rabiosamente (eco y trans) feminista.

Referencias
Bernardi, Franco (2003). La fábrica de la infelicidad. Madrid: Traficantes de sueños.

Caballero, Luci y Verónica Gago. (2020). Crack Up! Feminismo, pandemia y después. El Salto Diario, 9 de abril 2020. URL: https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/crack-up-feminismo-pandemia-y-despues.

Euronews (2020, 10 de junio ) El Congreso español aprueba el ingreso mínimo vital.. https://es.euronews.com/2020/06/10/espana-aprueba-el-ingreso-minimo-vital

Ramos, Ketsia (2020). En Foro sobre transiciones desde la autogestión (con Ketsia Ramos, Editorial Casa Cuna y Paola Aponte). Obtenido del FB Live de Sierra Student Coalition Puerto Rico:  https://fb.watch/7KZe3zW7Qj/ =

Lugones, María (2008). Colonialidad y género. Tabula Rasa, No. 9, pp. 73-101. URL: https://www.revistatabularasa.org/numero09/colonialidad-y-genero/

Quijano, Aníbal (2014). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En Cuestiones y horizontes: de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/descolonialidad del poder (págs. 777-832). Buenos Aires: CLACSO.

Rodríguez Centeno, Mabel (2017). (Anotaciones al) devenir vago-cuir como sujeto político (trans)feminista. En Lissette Rolón Collazo (ed.), Actas del VI Coloquio ¿Del otro lao? Perspectivas sobre sexualidades queer. Cabo Rojo: Editora Educación Emergente, 167-177. URL: https://www.academia.edu/33912506/_Anotaciones_al_devenir_vago_cuir_como_sujeto_pol%C3%ADtico_trans_feminista

Santory, Anayra (2014).”Un mundo a nuestra escala. 80grados, 30 de mayo 2014. https://www.80grados.net/vinculos/.